La cocina integrada es aquella que no encuentra sus límites en cuatro paredes sino que se une a otro ambiente. Si bien suele ser usual en los hogares que cuentan con pocos metros cuadrados también son elegidas por aquellas personas que quieren convertir su vivienda en un espacio de convivencia plena.
La práctica nos enseña que la cocina es uno de los espacios más habitados en un hogar. Además de estar destinado a la preparación de los alimentos se convierte usualmente en lugar de reuniones informales y de encuentros para conversar diariamente.
Sin embargo, para que la integración de este espacio sea armónico contamos con una herramienta que permite convertir un simple ambiente en espacios de disfrute: el color.
Para el caso de las cocinas integradas, proponemos alcanzar una armonía en el espacio mediante dos técnicas: por contraste o por similitud.
Si optamos por el contraste, la recomendación es combinar un tono oscuro, como puede ser el SW 9178 In the Navy; con un tono claro como puede ser el SW 6245 Quicksilver. De esta manera, combinando tonos en la gama de los azules con tonos crema, vamos a generar un contraste que le brindará al espacio una personalidad definida. Y esto hará que la cocina se integre de un modo simple pero marcado.
Por otro lado, la similitud en la elección de los tonos es una invitación a componer a través de colores de características similares, lo que le aportará al espacio una atractiva apariencia.
La propuesta es combinar tonos crema, en este caso SW 7002 Downy, con suaves marrones cómo SW 7517 Rivers Edge.
Sea cual sea la elección que tomemos, siempre los colores ayudarán a darle un personalidad a los ambientes de nuestra casa. Y la cocina, corazón de todo hogar, no es la excepción.